Ruinas y Revoluciones: Un Vistazo a la Historia Viva de Colima


Colima, Colima — En las vastas llanuras al sur del pueblo de Cuauhtémoc, donde el viento parece susurrar secretos olvidados, se encuentra el “potrero de los beneficios”. Un lugar que, más que un simple pastizal, guarda las huellas de un pasado que todavía intriga a los habitantes de la región. Aquí, entre el murmullo de las hojas y el sonido lejano de las aves, se alzan los cimientos de antiguas construcciones, vestigios de una historia que ha resistido el paso del tiempo.

Según el doctor Miguel Galindo, quien plasmó sus observaciones en el libro “Efemérides de Colima” de Juan Oseguera Velázquez, los labradores de Cuauhtémoc y los peones de Villa de Álvarez conocen bien este lugar y lo comparan con los potreros de la Hacienda “Pastores”. Se dice que en estos cimientos, los habitantes de las cercanías identifican lo que alguna vez pudieron ser grandes edificaciones: la habitación del rey, un templo majestuoso y otros edificios significativos. Aunque Galindo duda de la naturaleza de estas ruinas, argumentando que son solo “cimientos de piedra y lodo” sin datos que fundamenten su antigüedad, su presencia es innegable y señala la existencia de un antiguo poblado.

Este pequeño fragmento de la historia de Colima es solo un recordatorio de cómo el pasado sigue vivo entre nosotros, no solo en los libros y las leyendas, sino también en los cimientos que aún sostienen el suelo bajo nuestros pies. Las ruinas en el potrero de los beneficios son un testimonio mudo de vidas pasadas, de generaciones que caminaron estas tierras mucho antes que nosotros.

En otra página de la historia de Colima, un salto en el tiempo nos lleva a 1943, cuando una resolución presidencial otorgó 1,000 hectáreas al Ejido “La Loma” en el municipio de Minatitlán. Esta decisión benefició a 34 campesinos, quienes vieron cómo la promesa de una tierra fértil y generosa se materializaba ante ellos. Este acto no solo transformó la vida de estos hombres y sus familias, sino que también fortaleció el espíritu de comunidad y la esperanza en un futuro mejor.

Hoy, recordamos también a los santos del día: Clara de Asís, una virgen que dedicó su vida al servicio y la humildad; Tiburcio, un mártir cuya fe fue más fuerte que el temor; y Rufino y Susana, cuyas vidas nos inspiran a buscar la justicia y la verdad en cada acción.

La historia de Colima es una rica amalgama de eventos, personas y lugares que juntos forman un tapiz de memorias y enseñanzas. Desde los antiguos cimientos del “potrero de los beneficios” hasta las decisiones presidenciales que transformaron la vida de los campesinos, cada detalle es un hilo que teje la identidad de esta región. En cada ruina, en cada hectárea de tierra concedida, en cada nombre celebrado en el santoral, encontramos un fragmento del alma de Colima, un recordatorio de que la historia no solo se lee, se vive y se respira en cada rincón de esta tierra.

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