Sharenting: ¿Hasta dónde compartir la vida de nuestros hijos en redes sociales?

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Redacción

En la era digital, es común que los padres compartan en redes sociales cada paso del crecimiento de sus hijos: la primera ecografía, el primer diente, la graduación del kínder o incluso sus ocurrencias cotidianas. A esta práctica se le conoce como “sharenting”, un término que surge de las palabras share (compartir) y parenting (crianza).

Aunque puede parecer inofensivo, especialistas advierten que publicar constantemente información personal de niñas y niños puede tener consecuencias que van más allá de los “me gusta” o los comentarios cariñosos de familiares y amigos.

Ejemplos cotidianos

Una mamá sube diariamente fotos de la lonchera de su hija, sin darse cuenta de que en el uniforme se aprecia el nombre de la escuela. Un papá transmite en vivo los partidos de fútbol de su hijo, mostrando a otros menores sin autorización. Padres que abren cuentas de Instagram a bebés para “documentar su crecimiento” y terminan exponiendo datos como dirección, rutinas y viajes familiares.

Riesgos del sharenting

Pérdida de privacidad: los niños crecen con un historial digital que ellos no eligieron. Exposición a delitos digitales: las imágenes pueden ser utilizadas con fines indebidos. Huella digital temprana: cuando esos menores sean adultos, ya tendrán un registro público que podría afectar su vida personal o profesional.

El debate

Para algunos, el sharenting es una forma de mantener el contacto con familiares que viven lejos y de guardar recuerdos en línea. Para otros, se trata de una práctica que debe regularse, pues los niños no pueden dar un consentimiento real sobre la exposición de su vida privada.

En países como Francia, ya existen propuestas legales para limitar la cantidad de contenido que los padres pueden publicar de sus hijos. En México, el tema apenas comienza a discutirse en foros académicos y de protección de datos.

Recomendaciones para madres y padres

Evitar publicar información que revele la escuela, domicilio o rutinas. Usar configuraciones de privacidad estrictas en redes sociales. Preguntar a los hijos, cuando tengan edad suficiente, si desean que se comparta una foto o video suyo.

El sharenting nos recuerda que la infancia también tiene derecho a la privacidad. En tiempos de sobreexposición digital, los padres juegan un papel clave para proteger la identidad de sus hijas e hijos en internet.

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