Alcalde del PVEM es acusado y acusa de corrupción en Cabildo

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ARMERÍA, Colima.— El presidente municipal J. Cruz Méndez González, del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), quedó en el centro de una tormenta política tras lanzar acusaciones directas contra cinco regidores, a quienes señaló de haberle pedido dinero a cambio de votar a favor de sus iniciativas. La sesión de Cabildo, transmitida en video, rápidamente derivó en una confrontación pública sin precedentes en el municipio.

Lo que comenzó como un señalamiento unilateral del alcalde terminó por volverse en su contra. Ante la presión de los regidores al exigirle pruebas, Méndez González se retractó parcialmente de sus dichos, reconociendo que “quizá se malinterpretaron sus palabras”. Sin embargo, el daño ya estaba hecho: los regidores no solo desmintieron haber solicitado dinero, sino que una de ellas, Raquel Osorio Sánchez —también del PVEM—, lo acusó de haberle ofrecido una camioneta de lujo a cambio de su apoyo político.

“Yo nunca te pedí nada. Tú fuiste quien me ofreció una camioneta para que votara contigo”, declaró Osorio en plena sesión, desatando reacciones de incredulidad y condena.

El Partido Verde, atrapado entre su discurso ambientalista y su realidad política local

El incidente ocurre en un contexto particularmente complejo para el Partido Verde. Mientras a nivel nacional intenta proyectarse como un actor “joven”, moderno y aliado de Morena, en Colima enfrenta crecientes cuestionamientos sobre su coherencia ética y operativa. Que figuras políticas se acusen mutuamente de prácticas corruptas y de compra de votos en cabildo en un municipio con altos niveles de pobreza, es un duro golpe a su narrativa pública.

La reacción de otros regidores fue igualmente crítica. Luis Alberto Gama Espíndola (PAN), Salvador Bueno Arceo (PRD) y Jaime Alejandro Barbosa (Morena) denunciaron que el alcalde busca que el Cabildo le apruebe obras públicas con serias irregularidades en sus procesos de adjudicación y construcción. Gama acusó que existe un trato preferencial hacia el grupo de regidores que vota alineado con el edil, quienes —según dijo— sí reciben vales de gasolina y beneficios operativos.

En un acto que revela el grado de abandono institucional, el propio Regidor Gama señala tuvo que pagar de su bolsillo la gasolina de las patrullas de Protección Civil, ante la inacción del presidente municipal.

“Es indignante que mientras el alcalde se dedica a ofrecer camionetas y favores políticos, quienes realmente queremos servir a la gente tengamos que cubrir los gastos que él ignora por completo. ¿De qué sirve hablar de seguridad civil si ni siquiera hay gasolina para una emergencia?”, reclamó el regidor en rueda de prensa esta mañana.

Tensiones de fondo: poder local, recursos públicos y violencia política

Además de las acusaciones cruzadas, el escándalo ha dado pie a una denuncia más amplia sobre el uso faccioso de los recursos públicos y el control del Cabildo mediante dádivas, castigos y promesas de privilegios. El hecho de que una regidora mujer haya sido blanco de un presunto intento de compra de voto político también ha despertado alertas sobre violencia política de género, según denunciaron otras voces del Ayuntamiento.

“En un municipio con tantos rezagos, donde el presupuesto apenas alcanza para lo básico, que el presidente esté inmerso en señalamientos de moches, favoritismos y presiones a los regidores es un insulto a la ciudadanía”, afirmó Gama. El regidor ya anunció que emprenderá acciones legales contra el alcalde por daño moral y corrupción, además de solicitar auditorías externas a los proyectos en curso.

El PVEM en Colima: ¿cambio verde o simulación política?

Este caso no es un episodio aislado. Representa una fractura interna en el Partido Verde de Colima, que pone en entredicho su capacidad para gobernar con principios, transparencia y disciplina política. La imagen pública del PVEM se desgasta cada vez más ante la contradicción entre su discurso nacional y la operación de sus alcaldes en lo local.

Con este nuevo escándalo en Armería, el partido se enfrenta a una encrucijada: o limpia su estructura y rompe con las prácticas caciquiles que lo corroen desde dentro, o terminará hundido por los mismos cuadros que dice representar.

Cuando el poder se vuelve ajeno a la gente

Más que una simple riña política, el caso Armería evidencia una descomposición institucional donde el poder público se convierte en botín, y donde los principios de servicio y vocación quedan relegados ante el oportunismo y el clientelismo. El Partido Verde tiene el reto de demostrar que puede gobernar sin repetir los vicios que tanto ha criticado. Por ahora, su alcalde en Armería es símbolo del problema, no de la solución.

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